Nosotros también emigramos
La palabra «emigración» a menudo se concibe como un fenómeno en el que los «recién llegados» serían los protagonistas. A lo largo de la historia, hemos podido comprobar que siempre ha estado presente la emigración en la historia de la humanidad, o dicho de otra manera, nuestra tendencia diacrónica a «avanzar» hacia el desarrollo y hacia una mejor calidad de vida. Podemos entender esto mejor, simplemente mirándonos a nosotros mismos.
El 1 de enero de 2016, el número de italianos registrados en AIRE que vivían en el extranjero era de 4.811.000 personas. Esta gran cantidad de emigrantes italianos equivalía al 7,9% de los 60.665.000 residentes en Italia. El 50,8% de esta emigración italiana proviene del sur de Italia, mientras que el 33,8% proviene del norte del país. Estos ‘recién llegados italianos’ han abandonado su país para trabajar y estudiar.
En 2016, se contabilizaron que cerca de 382.000 ancianos italianos están viviendo en el extranjero. Este es un ejemplo del carácter universal de la emigración, que muestra que tanto el momento como las circunstancias son los factores que definen qué grupos son los que «emigran». Porque al final, todos queremos una vida mejor.